domingo, 12 de septiembre de 2010

disfrazados de corderos

Alguna vez te has cruzado con uno de ellos? Seguramente los habrás escuchado. Ensayan frases como: ¨las cosas me salen mal porque el fulano (el supuesto victimario) me hace tal o cual cosa ... es su culpa¨. Estos pobres corderos omiten en su relato -casi la mayor de las veces-, las propias actitudes de venganza manifiesta o velada hacia el fulano de turno. Lo que siempre identifican es un causante de males que ejerce su actividad de maldad unilateralmente hacia ellos como objetos de la aplicación del mal, los pobres corderos, siempre inermes ante el ataque. Y lo más devastador es que describen acerca del fulano sus propias actitudes mezquinas y violentas, desgastantes y bizarras. Los has visto alguna vez? Serás uno de ellos? Son peligrosos para todos, incluso atentan contra sus propios intereses y afectos y tienen esa casi discreta cualidad del egoísmo a ultranza. Su interés primordial y más sentido son ellos mismos, su propio ego lastimado por la falta de una rendición total de sus deseos.
Los has visto de cerca? Hasta despiertan nuestra solidaridad, les prestas ayuda hasta que un día de sorpresa, te encontrás frente a un monstruo desorbitado que exige que le den todo, porque se lo merecen más que cualquiera porque han soportado mucho tiempo ser víctimas. Estas víctimas de fulanos desprevenidos despliegan crueldad y despotismo alrededor y en su magnanimidad, esperan ser reconocidos cabalmente. Por las buenas o ...
Exigen todo y no dan nada, nada más que el dolor y la bronca que exudan por no haber logrado su propósito: manejar las voluntades de los otros a su antojo. Chantajistas de varias calañas se encuentran entre sus huestes, esperando a sus posibles presas. A veces ganan algo. Pero siempre es poco.

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